La abstención se convierte en el handicap en las previsiones actuales

Sentado delante del periódico, es divertido cuando llega a mis manos los resúmenes de encuestas sobre previsión de voto, empezar a garabatear en el margen del periódico, cifras y cálculos sobre los resultados que se nos muestran.

Hace más de una semana leyendo unas cifras que se publicaban en La Razón sobre las previsiones electorales en Asturias, podía observar que la participación ciudadana, o mejor dicho, la carencia de la misma denominada abstención, tenía un efecto muy importante. El trasvase de votos de partidos con mayor cantidad de votos, a partidos en segunda línea o minoritarios iba a suponer un cambio en las fuerzas.

Si se vota menos, pero los votantes ideológicos -que no partidistas- desplazan su voto a partidos que no están en primera línea, se consigue una situación dónde los que eran hasta hace poco débiles o secundarios, pasan a tomar un protagonismo que no tenían, sufriendo un proceso inverso todavía más fuerte los mayoritarios, ya que la obtención de los últimos representantes -que son los que más quebraderos de cabeza numéricos acarrean-, se ven perdidos a favor de estos.

Con el mismo concepto, aparecieron hace unas semanas en Valencia -también publicada por el periódico La Razón-, unas previsiones que estaba manejando del PSPV-PSOE en las que la reducción del voto, junto el trasvase del voto a partidos de izquierdas, y un pie electoral del PP estable originaba que el PP mantuviera su gobierno con mayoría absoluta.

Además, hoy sábado 15 de diciembre, hemos podido leer en el Barómetro de Opinión Pública de Andalucía correspondiente al año 2012 elaborado por el Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA), datos en los que debemos fijarnos atentamente, cómo que el 60% de los andaluces no está satisfecho con el sistema democrático (por culpa de la crisis), y que un 41,8% asegura que ninguna de las formaciones políticas mayoritarias les inspira confianza. Datos que refuerzan los anteriores.

Esta es la lógica que se estaba aplicando en carencia de un elemento de stress. Sin embargo, las elecciones al Parlament de Catalunya, nos dejaron en evidencia que el concepto de desmotivación o de atonía electoral no es real, y que los ciudadanos cuando sienten que debe de cambiar el sistema se movilizan y usan se derecho a voto demostrando que nuestra democracia sigue viva y no está dormida.

Con todo lo anterior, ahora cuando llega a mis manos cifras como las presentadas en Asturias, IESA, o las filtradas desde el PSPV-PSOE, pienso que las modificaciones y desviaciones a los datos que se ofrecen deben de ser mínimas, ya que la desviación por la minoración de la participación ya está introducida, pero luego veo las manifestaciones, y al pensar en la sociedad, introduzco coeficientes de corrección/distorsión que originen resultados de participación parecidos a lo ocurrido en Cataluña y los resultados cambian significativamente.

Más que nunca creo la necesidad de estudiar varios casos y supuestos se hace patente, y que la abstención está marcando y marcará de forma significativa los próximos resultados electorales. Seguimos teniendo trabajo, y la bola de cristal no existe, pero preveo que vamos a pasar una temporada no pensando a quien se vota, sino pensando cuantos votan.

Mariano Julián Rochina

Licenciado en Matemáticas por la Universidad de Valencia. Jefe del Servicio de Estadística, Evaluación y Calidad del Ayuntamiento de Alfafar. Profesor de Bioestadística en la Escuela de Enfermería de la Universidad de Valencia.

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